Hay que repensar el énfasis de reducir el consumo de grasa saturada para cuidar el corazón

(Reuters Health) - En lugar de consumir menos grasa saturada y preocuparse por el colesterol "malo", una asociación médica sugiere un enfoque alternativo para prevenir la enfermedad cardíaca. La entidad afirma que lo más importante es reducir la resistencia a la insulina y la inflamación sistemática a través de la alimentación, el ejercicio y la reducción del estrés. "Si abordamos esos tres campos a la vez (más) la reducción del tabaquismo, combatiremos el 80 por ciento de las enfermedades cardíacas", dijo el doctor Aseem Malhotra, del Hospital Lister, Stevenage, Reino Unido, y coautor de un editorial publicado en British Journal of Sports Medicine. Las grasas saturadas se encuentran principalmente en los alimentos de origen animal, como la carne, el queso, la manteca y otros lácteos. Atribuirle la enfermedad coronaria a la grasa saturada está "simplemente mal", según afirma Malhotra y sus dos coautores, los doctores Rita Redberg, de University of California, San Francisco, y Pascal Meier, del University College de Londres. En su editorial, los tres citan una revisión del 2015 que no había hallado relación entre la dieta con grasas saturadas y el aumento del riesgo de desarrollar enfermedad coronaria, diabetes tipo 2, ACV isquémico, muerte por coronariopatía o por cualquier causa. Para Malhotra, el consejo de reducir el colesterol "malo" (LDL) con dieta y ejercicio "está sesgado". Con sus colegas apunta a estudios en los que los participantes que reemplazaron las grasas saturadas con aceites vegetales con ácidos grasos omega 6 bajaron sus valores de LDL y colesterol total, pero con una mayor tasa de mortalidad. Citan, también, el ensayo clínico PREDIMED, en el que los participantes con una dieta mediterránea, rica en grasas derivadas del aceite de oliva o los frutos secos, tenían menos riesgo de tener problemas cardíacos que aquellos con una dieta reducida en grasas. Otro estudio le había atribuido mejores resultados a quienes basan su alimentación en la dieta mediterránea que quienes prefieren la francesa, a pesar de que los niveles de LDL eran similares en ambos grupos. La mejor manera de predecir el riesgo cardíaco, para los expertos, es analizar la relación entre el colesterol total y el colesterol "bueno" (HDL) de los pacientes. Una relación elevada está asociada con la resistencia a la insulina, lo que eleva el azúcar en sangre y el riesgo de desarrollar enfermedad coronaria, diabetes tipo 2 y obesidad. Malhotra dijo que la resistencia a la insulina empeora cuando la dieta reducida en grasa promueve el consumo de carbohidratos refinados, como el pan y el arroz blancos, que no están en la dieta mediterránea. Con sus colegas afirma que la dieta mediterránea, el ejercicio y la reducción del estrés contrarrestan la inflamación sistémica. El doctor Dariush Mozaffarian, decano de la Escuela Friedman de Ciencias y Políticas Nutricionales de Tufts, Boston, coincidió: "El mensaje de que necesitamos concentrarnos más en la alimentación y reducir la inflamación es correcto. Eso no significa que deberíamos descartar el colesterol LDL y el tratamiento". FUENTE: British Journal of Sports Medicine, online 25 de abril del 2017