Advertisement

8-M: las mujeres hacen historia en España con su primera huelga feminista

España se vistió el jueves de violeta para decir basta al machismo en la primera huelga general feminista del país, una iniciativa en el Día Internacional de la Mujer que logró situar la lucha por la igualdad en el centro del debate social y político.

Con distintos actos en casi 200 países, el movimiento por la igualdad en España derivó en una huelga general histórica con 300 marchas en más de 200 ciudades a la que asistieron cientos de miles de personas, en su mayoría mujeres en una escena en la que predominaba el color malva, símbolo mundial del feminismo.

Tanto los colectivos feministas de los que partió la iniativa como los sindicatos que se sumaron después convocando la huelga laboral hablaron de una jornada histórica que quieren sea un punto de inflexión contra la discriminación, la precariedad laboral de las mujeres o la violencia de género.

Después de una jornada de huelga y paros parciales con un seguimiento difícil de estimar pero que según los sindicatos CCOO y UGT fue de 5,9 millones de personas, el día finalizó con una masiva asistencia a las marchas celebradas en ciudades como Madrid, Barcelona, Málaga o Bilbao.

La Guardia Urbana cifró en cerca de 200.000 asistentes la manifestación de Barcelona. En Madrid, miles de personas seguían en las calles dos horas y media después de comenzar la multitudinaria marcha.

“Busco aportar mi granito de arena para poder terminar con la desigualdad y el machismo”, dijo Paula García, que a sus 15 años acudía con un grupo de compañeras y con su madre a la marcha madrileña en una zona colapsada para el transporte público.

La jornada se celebró sin incidentes reseñables, con un ambiente en general festivo en las diferentes manifestaciones por la tarde, donde se corearon consignas como “¡Aquí estamos las feministas!” o “¡La lucha será feminista o no será!” y se alzaban pancartas con mensajes como “No quiero tu piropo, quiero tu respeto”.

Aunque la convocatoria de la huelga era tanto para hombres como para mujeres, los sindicatos pidieron que el protagonismo fuera femenino, abogando porque encabezaran las movilizaciones y manifestaciones.

En las inmediaciones de un colegio público en el barrio madrileño de Sanchinarro, Concha Noverges, una profesora de 50 años que secundó la huelga dijo que el Gobierno todavía no estaba haciendo lo suficiente por la igualdad.

“Yo viví la dictadura, he vivido la democracia y no hemos avanzado casi nada. Queda mucho por hacer y nosotras en el sector educativo tenemos un papel muy importante”, dijo.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que tuvo que cambiar el paso sobre su posición inicial ante las reivindicaciones feministas ante el auge que iba tomando el movimiento, apareció con un lazo morado en una comparecencia en Valencia.

“El Gobierno trabaja por la igualdad real” dijo.

Sin respaldar la huelga, su ministra de Igualdad, Dolors Montserrat, abogó también por unir esfuerzos de hombres y mujeres para avanzar hacia una sociedad de roles compartidos.

Las televisiones y radios nacionales y regionales hicieron una amplia cobertura de la jornada de huelga y las portadas de los diarios, incluso los más conservadores, llevaron mensajes a favor de la igualdad que contribuyeron decisivamente a la visibilización de las protestas.

Más de 7.000 mujeres periodistas firmaron un manifiesto contra el machismo en los medios y varios programas de radio y televisión fueron suspendidos o realizados sin sus presentadoras habituales.

“Si las mujeres paramos, que se note. No hay @ELPROGRAMADEAR”, dijo Ana Rosa Quintana, conductora de uno de los programas televisivos más influyentes de la mañana en televisión tras suspender su emisión en línea con los paros de otras figuras del periodismo femenino como Pepa Bueno o Susana Griso.

En un país en el que algo más del 51 por ciento del censo electoral son mujeres, los partidos políticos se sumaron con más o menos entusiasmo a la defensa de los paros, promovidos inicialmente por la Comisión del 8M, una plataforma que aglutina a diversas organizaciones feministas.

Bajo el lema “Sin nosotras se para el mundo”, el manifiesto inicial abogaba también por llevar a cabo un paro estudiantil, de cuidados y consumo, y a medida que la iniciativa fue ganando fuerza en las redes sociales se hizo más transversal y sumó adeptos entre diversos colectivos profesionales.

Las alcaldesas de Madrid y Barcelona, Manuela Carmena y Ada Colau, respectivamente, expresaron su apoyo a las movilizaciones, mientras que en algunos parlamentos regionales se visibilizó la protesta feminista con escaños vacíos o símbolos alusivos al 8M.

El movimiento contra la desigualdad y la violencia de género ha ganado impulso internacional en los últimos meses después de diversos hitos más o menos espontáneos que han desbordado las redes y propiciado un amplio debate social.

La campaña iniciada por actrices en Estados Unidos contra el acoso sexual en el cine bajo el hastag #MeToo fue el detonante de un movimiento mundial contra los abusos sexuales provocando denuncias por acoso en todo el mundo, despertando conciencias y generado causa.

La brecha salarial, la violencia de género, el acoso sexual y una cultura machista que perjudica la igualdad de oportunidades y los derechos de las mujeres están entre las razones que alegaron los convocantes en España para celebrar una jornada en la que pretenden visibilizar una aún persistente desigualdad por razón de género en la sociedad y la economía.

Según datos de Eurostat, la diferencia de ingresos totales por género en España se sitúa en el 35,7 por ciento, mientras que la brecha salarial ronda el 15 por ciento.